martes, 24 de febrero de 2009

Verano de aquellos.

Son vacaciones de verano. No me alegro, me sofoco. El sol no me irradia alegría, me daña la piel. Han sido 8 o 9 semanas constantes de fatiga. He ido para aquí, para alla. De mi casa a la otra y de la otra a la otra para al fin terminar durmiendo en la otra. Lidiar con esto, lidiar con lo otro. Pero hoy, supuestamente, todo ha cambiado de esa ''especie rutinaria'' de estilo de vida a simplemente entrenar, lo cual no me exime de la fatiga. He renegado mucho; sin embargo, al fin me siento aliviado, por ahora.

No se porque escribo esto. Especulo muchos motivos, invento otros, alguno en especial podría ser. Igual la vida continúa, y lo único de lo que me he dado cuenta es que existe un alguien o un algo en forma de fuerza, de voluntad, de energía, de ganas, no se puede explicar o simplemente es mi incapacidad para hacerlo, pero existe. Capaz sea un dios, o aquel ''Dios'' del que tanto me hablaron cuando era un retoño con poco pelo entrinchado.