jueves, 25 de marzo de 2010

No existe mi motor.

Estuve pensando ahorita nomás que salía de clase el por qué hago estas cosas y del por qué me siento ''inútil'' después de hacerlas. Me di cuenta entonces, en un ánimo cansado y poco simpático, que no tenía motor, uno de aquellos que hace ya tiempo no está y, ciertamente, se hace extrañar.

Motor. Me refiero a ese ''algo'' que me llena después de hacer una cosa la cual determino, mas o menos, como una obligación y que; lógicamente, no es del todo mi agrado. Generalmente lo considero una acción o actividad.

Por ejemplo, de pequeño estudiaba y hacia mis tareas, luego de eso, sin dudarlo, jugaba con mis recortables o mis muñequitos, o si no me iba a ver a los caballeros del zodiaco o dragon ball, cuando Gokú aún era chiquito. Lindos recuerdos. Bueno, crecí, y con ello las obligaciones y las tareas se volvían más fastidiosas. Sin embargo, había llegado el Play Station, terminaba todo lo más rápido posible para luego ir a jugar al winning eleven o marvel vs capcom, etc y etc. No era un vicioso, pero no era díficil proponermelo. Catorce; quince años, del mismo modo, pero el Play se volvió en Play 2 y el Gunbound era lo más de moda. Pasó algún tiempo, y mi motor se volvió pasar tiempo con el chat, la buena música y ella. Y, finalmente, ingresé a la universidad.

Pasó un tiempo, y como todas las cosas cambian, mi motor cambió a nada.

Creo que necesito un nuevo motor, pero que sea nuevecito.
Querer no es lo mismo que tener
Desear no es lo mismo que aspirar

Veremos entonces...

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Nota: Este artículo es el más entendible de todo este mísero blog.