lunes, 24 de mayo de 2010

Lost llegó a su fin.

“Todo el mundo muere alguna vez, algunos antes que tu, aquí no hay un ahora, este es un lugar que vosotros hicisteis juntos para que se puedan encontrar entre ustedes, la parte más importante de tu vida, fue la parte que pasaste con estas personas, eso es por lo que todos estáis aquí, nadie lo hace sólo, necesitabas a ...todos y te necesitaban para recordar y para dejarlo ir”

Christian Shepard a su hijo Jack.

domingo, 23 de mayo de 2010

uuu see.

Se que ya no soy el mismo
Se que no has cambiado desde aquel inicio
Solo me arrepiento y aquí vamos otra vez...

sábado, 8 de mayo de 2010

Y así las enseñanzas de Don Juan.

Cuando un hombre empieza a aprender, nunca sabe lo que va a encontrar. Su propósito es deficiente, su intención es vaga.

Espera recompensas que nunca llegarán, pues no sabe nada de los trabajos que cuesta aprender.

Pero uno aprende así, poquito a poquito al comienzo, luego más y más. Y sus pensamientos se dan de topetazos y se hunden en la nada. Lo que se aprende no es nunca lo que uno creía, y así se comienza a tener miedo.

El conocimiento no es nunca lo que uno se espera. Cada paso del aprendizaje es un atolladero, y el miedo que el hombre experimenta empieza a crecer sin misericordia, sin ceder. Su propósito se convierte en un campo de batalla.

Y así ha tropezado con el primero de sus enemigos naturales: el miedo. Un enemigo terrible, traicionero y enredado como los cardos. Se queda oculto en cada recodo del camino, acechando, esperando. Y si el hombre, aterrado en su presencia, echa a correr, su enemigo habrá puesto fin a su búsqueda.

Entonces ¿qué le pasa al hombre si corre por miedo?
Nada le pasa, sólo que jamás aprenderá. Nunca llegará a ser hombre de conocimiento. Llegará a ser un maleante, o un cobarde cualquiera, un hombre inofensivo, asustado; de cualquier modo, será un hombre vencido. Su primer enemigo habrá puesto fin a sus ansias.

Entonces ¿qué puede hacer para superar el miedo?
La respuesta es muy sencilla. No debe correr. Debe desafiar a su miedo, y pese a él debe dar el siguiente paso en su aprendizaje, y el siguiente, y el siguiente. Debe estar lleno de miedo, pero no debe detenerse. Esa es la regla. Y llega un momento en que su primer enemigo se retira. El hombre empieza a sentirse seguro de si. Su propósito se fortalece. Aprender no es ya una tarea aterradora.Cuando llega ese momento gozoso, el hombre puede decir sin duda que ha vencido a su primer enemigo natural.